“No repetiría en La Voz, ahora es momento de formarme”  

 

Joel Gómez

– ¿Cómo conociste el concurso La Voz y por qué decidiste apuntarte?

De pequeño lo veía siempre y llegué incluso a presentarme, aunque no me cogieron. El año pasado vi el anuncio y me di cuenta de que dentro de poco ya no podría, por edad, participar en la edición Kids. Entonces, volví a ser ese niño de unos 9 años y, sin apenas pensarlo, me apunté.

– ¿Cómo fue el proceso de preparación para ir al programa?

Lo cierto es que no tuve demasiado tiempo, ya que me enteré de que había entrado unas 2 semanas antes de tener que grabar. Lo que sí puedo asegurar es que, si la canción que presenté era ya una que interpretaba a menudo, esas 2 semanas la toque más veces que nunca.

–¿Cuántos profesores tenías?

Aunque había varios, cada equipo tenía sólo un profesor asignado. Con él (ella, en mi caso) repasabas la canción algunos días antes y se preocupaba de estar al día con todo lo relacionado a ella, los problemas o dudas que pudiera tener, etc.

– ¿Qué canciones cantaste? ¿Por qué la elegiste?

En la 1º y 3º fase interpreté Yellow, de Coldplay, la cual escogí yo porque en acústico es preciosa y además creo que pega mucho con mi tipo de voz. En la 2º, en la que canté con 2 chicas, cantamos “Rewrite the Stars”, de una de mis películas favoritas, El Gran Showman, y la eligió el equipo del programa.

–¿Quién estaba de jurado?

Aquel año estaban Sebastián Yatra, quién sería mi coach; Aitana, Rosario y David Bisbal, a quien sustituyó Pablo López durante algunos programas por enfermedad.

¿Cómo controlaste los nervios?

Respecto a los nervios, yo tengo una cosa muy buena y es que prácticamente no tengo hasta que veo que no hay marcha atrás. Cuando me entró el pánico estaba ya a punto de salir al escenario y recuerdo que todas las veces pensé que, simplemente, tenía que hacerlo. Una vez estoy actuando suelo perder gran parte de los nervios.

–Cuéntanos acerca de lo que no se ve en la tele: cómo eran los jueces fuera de las cámaras, cosas que te sorprendieran, anécdotas…

Con los jueces sólo haces lo que sale en el programa. No tienes realmente un trato “de tú a tú”, lo cual resulta decepcionante. Otra cosa que quizá sorprenda es que las jornadas de grabación son extremadamente largas. A veces ibas a los estudios, por ejemplo, a las 11:00 y no volvías hasta la hora de cenar. Todos los que no éramos de Madrid estábamos en un mismo hotel y cenábamos en el mismo restaurante, así que realmente estabas en una especie de mini-mundo en el que sólo había gente del programa porque ibas del hotel al restaurante y después de vuelta a la habitación para, en un par de horas, ser recogido en un coche privado para ir a grabar. Te sentías una auténtica estrella. Luego resultaba difícil volver a la realidad.

– ¿Qué se siente cuando estás ahí dentro, al lado de todos los famosos?

Aunque suene muy típico, sólo podría describirlo como la sensación de estar en un sueño y sentir que vas a despertar en cualquier momento pero no querer hacerlo. Siendo honesto, no recuerdo la mayoría de las cosas que pasaron en el plató porque estaba en una nube. Mi familia me preguntaba: “¿Qué tal? ¿Qué te han dicho?”, y no sabía responder. Sigo sin poder hacerlo a día de hoy.

– ¿Cómo viviste la experiencia?

Cuando pienso en mi paso por el programa lo siento algo muy lejano pese a que grabé en verano de 2022. Es algo tan alejado de tu realidad que casi es como si hubieras sido otra persona por unos pocos días. Es una especie de borrón en mis recuerdos, algo que está pero soy incapaz de explicar con demasiada precisión.

– ¿Repetirías?

Honestamente, no. No porque fuera una mala experiencia, considero que es algo que merece la pena vivir, pero lo veo como una etapa ya cerrada de mi vida. Además, los beneficios de este tipo de concursos (quitando la experiencia que te aporta) casi nunca son duraderos, no suelen ser sino un espejismo de lo que realmente es el éxito. Es por eso que prefiero dedicar el tiempo a formarme.

–¿Sigues en contacto de alguna manera con alguien del programa?

Mantengo el contacto con algunos compañeros y además, y creo que este es un sentimiento general, he visto cómo han crecido artísticamente. A menudo me siento orgulloso de ellos porque, aunque no tenga una relación especialmente estrecha con ninguno, el hecho de haber vivido algo tan único juntos te une, aunque no te des cuenta en el momento

– ¿Qué objetivos tienes tras tu paso por el programa?

Formarme como músico y actor para poder dedicarme a ello. 

– Como artista, ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

Son demasiadas como para nombrarlas absolutamente todas: todos los grupos y artistas que escucho, la gente de mi entorno, los autores y poetas que leo, los profesores que me han guiado (y siguen haciéndolo) en la música y el teatro y han puesto una pizquita de su forma de ser en la mía, para bien y para mal… Toda cantidad de fuentes de inspiración es poca cuando hablamos de arte.

–¿Te ha apoyado siempre tu familia en tu faceta de artista? 

Todos y cada uno de ellos. Los hay que tienen sus más y sus menos con la “vida de artista”, pero nunca he sentido que no me apoyaran, sino que intentaban usar su experiencia para aconsejarme y que cometa la menor cantidad de errores posible, lo cual es algo que valoro mucho.

–¿Qué te llevó a decidir cursar Artes Escénicas?

La posibilidad de, finalmente, estudiar sobre lo que realmente me gusta: cine y música.

– ¿Qué quieres estudiar?

Me gustaría estudiar teatro, quizá en la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza, aunque mi verdadera pasión es el teatro musical. 

– ¿Qué es para ti el Virgen del Pilar?

 Un sitio que me ha ofrecido la posibilidad de formarme en aquello que me apasiona y me ha permitido conocer a gente que sé que será importante en mi vida.